El Reiki mejora la frecuencia cardíaca, reductor del estrés.

EL REIKI MEJORA LA FRECUENCIA CARDÍACA EN RATAS DE LABORATORIO

el reiki mejora el rítmo cardiaco en ratas

Los objetivos de este estudio llevado a cabo por el Departamento de Psicología de la Universidad de Arizona en Tucson, Estados Unidos; son los de determinar si la aplicación del Reiki a ratas sometidas a situaciones de estrés a partir de su exposición al ruido, puede reducir el ritmo cardíaco y la presión arterial de estos pequeños roedores. Este estudio ha sido publicado por The National Center for Biotechnology Information advances science and health, la principal agencia federal del Gobierno de los Estados Unidos en la investigación biomédica y del campo de la salud.

En este artículo expondremos los principales puntos de este interesante estudio, así como sus resultados. Para esta investigación se emplearon tres ratas macho Sprague Dawley que fueron alojados en una sala tranquila en el animalario de la Universidad de Arizona, y que fueron expuestos diariamente durante 8 días a un régimen de ruido blanco de 15 minutos de duración y 90 decibelios de intensidad, registrándose un aumento significativo tanto de la presión arterial como de las pulsaciones cardiacas en los animales durante la exposición al ruido.

Durante los últimos 5 días, las ratas recibieron 15 minutos de tratamiento  Reiki inmediatamente antes del ruido e inmediatamente después de la exposición al ruido. El experimento se repitió en los mismos animales, pero utilizando tratamientos de reiki falsos, es decir, se midió el posible efecto placebo en animales.

Este estudio determinó cómo el reiki disminuye significativamente la presión arterial y el ritmo cardiaco en un pequeño grupo de sujetos humanos sanos. Sin embargo, el uso en los seres humanos del reiki tiene la desventaja de que los sujetos están sometidos a la variable de creencia o escepticismo sobre el uso del reiki. Por esa razón, el estrés generado en las ratas a las que se les aplicó  el ruido y los tratamientos de reiki, fueron utilizados como un modelo animal para probar la eficacia del reiki en la reducción de las pulsaciones cardiacas y la presión arterial elevada, por ser el efecto placebo en los animales prácticamente inexistente.

La medición de los resultados del estudio se produjeron a través del registro del ritmo cardiaco y la presión arterial antes del tratamiento real de reiki y del falso, durante el tratamiento real y el falso, así como durante el ruido en cada caso.

El tratamiento real de reiki, pero no así el falso, redujo significativamente el ritmo cardiaco en comparación con los valores iniciales. Con el reiki, se produjo una alta correlación entre el cambio en el ritmo cardiaco, respecto al ritmo cardiaco inicial, lo que sugiere un efecto homeostático. El tratamiento real de reiki, no así el simulado, redujo significativamente el aumento del ritmo cardiaco producido por la exposición de las ratas al ruido elevado, sin obtener grandes variaciones en la presión arterial.

La conclusión a la que llegaron los investigadores es que el reiki es eficaz en la modulación del ritmo cardiaco en ratas estresadas, así como en las ratas no sometidas a situaciones de estrés, por lo que este estudio respalda el uso del reiki como un reductor del estrés en animales, así como en seres humanos.

Investigadores Baldwin ALWagers CSchwartz GE.
Más información: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18435597
Traducción por Manuel Carbonell Martínez.

Internet:Kenko

La Ignorancia es el problema de muchos médicos según ALEJANDRO CHAOUL

LA IGNORANCIA ES EL PROBLEMA DE MUCHOS MÉDICOS SEGÚN ALEJANDRO CHAOUL

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En el artículio de esta semana, nos hacemos eco de una interesante entrevista publicada por el diario digital La Vanguardia a Alejandro Chaoul, director de educación del programa de medicina integrativa del MD Anderson Cancer Center de Houston.

Ruido, mucho ruido es lo que hace el departamento de Medicina Integrativa del Departamento de Oncología del hospital Anderson de Houston, referencia mundial en el tratamiento del cáncer. Por las manos de sus médicos pasan grandes fortunas mundiales, y muchas personas famosas que se tratan intentan pasar desapercibidas. Es una anécdota que ilustra la confianza que 600.000 pacientes distintos al año tienen en sus profesionales. El doctor Alejandro Chaoul (Argentina, 50 años) también confió en el centro. Su padre tuvo cáncer de próstata. Se curó. Lo llevó hace años para una segunda opinión médica y se interesó por ver qué más hacían por los pacientes. Vio que daban yoga, y se ofreció a dar meditación como voluntario. Allí sigue 15 años después, dirigiendo la aplicación de esta terapia en enfermos oncológicos.

¿Cómo acabó usted quedándose allí? Explíqueme su currículum.
Estudié la Licenciatura de Comunicaciones y Filosofía en Boston (Massachusetts). Después hice un Master de estudios religiosos enla Universidadde Virginia. Y me doctoré en Estudios Religiosos porla Universidadde Rice en Houston (Texas). Mi tesis fue sobre la práctica del Yoga Tibetano y las perspectivas médicas contemporáneas. Justo cuando hacía el doctorado empecé en el Anderson. Ahora soy facultativo y desde hace dos años director de Educación del programa de Medicina Integrativa del Departamento de Oncología. Somos 40 personas, una gotita dentro del hospital donde trabajan 19.000 empleados.

Pequeños, pero su servicio de medicina integrativa es muy conocido.
Sí, hacemos ruido. Bueno, lo hacemos porque lo hacen los pacientes. La medicina integrativa es una corriente impulsada por ellos. Obviamente quieren curarse, pero también estar bien cuidados y quieren tener mejor calidad de vida. Cuando un oncólogo que tradicionalmente busca eliminar el cáncer, si sólo se enfoca en el cáncer, muchas veces se olvida de la persona. Los efectos secundarios de los tratamientos están ahí: en el de próstata pierdes la sexualidad, en el de mama te pueden quitar un pecho, en el de garganta tendrás la boca seca… ¿por qué no encontrar maneras de mejorar los efectos de los síntomas?

¿Usted da clase aún?
Sí, llevo un grupo de yoga para pacientes vinculados con cáncer y no sólo para el enfermo, también participan los familiares. Son clases gratuitas.

¿A cuántos pacientes ha tratado usted?
Muchísimos a nivel grupal, desde hace 15 años tengo grupos en los que hay unas 10 personas por semana, pacientes y familiares. También tengo una clínica y ahí los visito solos.

¿Hacen investigación?
Sí. El primer estudio piloto se publicó en el 2004. Empezamos a estudiar el yoga en pacientes con linfoma y demostramos que mejoraba la calidad de su sueño. Después el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos nos dio una beca de 2,4 millones de dólares para analizar el uso del yoga tibetano en mujeres con cáncer de mama que están haciendo quimioterapia.

¿Ya tienen resultados?
Sí. El primer estudio lo publicamos en el Journal Cancer. El segundo ha durado seis años y aún no lo hemos publicado porque lo tenemos que acabar de escribir. Han participado 300 pacientes. Los resultados indican que lo que vimos en el 2004 sobre la mejora en la cantidad y cantidad de sueño, la reducción de medicinas… sigue en la misma línea, y también los pacientes tienen menos síntomas como las náuseas y la fatiga provocados por los tratamientos. Hemos publicado trabajos en varias publicaciones, en todos demostramos cómo a través del yoga el paciente tiene más aceptación del cáncer: hay menos depresión, menos estrés, más espiritualidad.

¿Qué otras terapias se hacen en el departamento de medicina integrativa?
Los médicos oncólogos derivan también sus pacientes al nutricionista, al fisioterapeuta, a los masajistas, acupunturistas, les recomiendan músicoterapia, psicología…

¿Sólo sirve para pacientes con cáncer?
Puede ayudar a otras enfermedades, pero está muy enfocada en determinados pacientes con un determinado tipo de cáncer.

¿En qué ayuda la meditación?
Por ejemplo en los procesos de ansiedad anticipada en las biopsias. Tratas de dar poder al paciente para ser parte de su sanación porque debe ser copartícipe de su propia sanación. Incluyes medicina convencional, métodos avalados por evidencias, y todo coparticipando el paciente.

¿Cómo intuyó que el yoga tendría una perspectiva médica?
Cuando empecé a estudiar, lo hice porque me interesaba a mí. Después ya me orienté en la parte médica, cuando empecé a hacer de voluntario. Cuando empecé a trabajar con el Dr. Leonardo Cohen, actual director del departamento de medicina integrativa, nunca imaginé que tendría un aspecto tan médico.

¿Cómo lo miran a usted los médicos si no tiene usted un título de médico?
Al principio era cómo: qué bueno que hace esto, es raro… Pero hoy en día con todos los estudios que hay, también doy clases que están abiertas a médicos. Por suerte me ven bien, tengo buena reputación, y doy clases en la escuela de medicina, hoy en día ven bien la medicina integrativa. Algunos lo ven como algo que por lo menos no hace daño. Otros como algo totalmente necesario para la calidad de vida de los pacientes.

¿Hace falta este enfoque en la medicina actual?
Nosotros abocamos por el cambio de vida: tu nutrición, el ejercicio, el cuerpo-mente… El anterior presidente del MD Anderson dijo que el 50-70 por ciento de los cánceres son prevenibles si cambiamos nuestro estilo de vida.

¿Cómo cooperan la medicina convencional y la que no lo es en su hospital?
Nosotros no abocamos por una medicina alternativa, si no integrativa, usar lo mejor de la convencional y lo mejor de la complementaria que tenga evidencia que se puede demostrar. Este es nuestro modelo clínico.

Precisamente una de las reticencias principales de los médicos para confiar en estas terapias, es la evidencia científica que tiene que tener todo diagnóstico y posterior tratamiento médico. ¿Considera esta visión pasada de moda?
En el hospital Anderson también hemos remado a contracorriente, pero empezamos a ganar terreno gracias a dos fuerzas importantes: los pacientes, que se mueven y lo piden; y bajo el punto de vista profesional lo más importante es que la terapia sea segura y probar que sea eficaz porque muchas no tienen riesgo, pero no hacen nada. A partir de la investigación, informamos. En la clínica juntamos Educación, Investigación y Clínica.

Por su experiencia, ¿por qué cree que los médicos españoles son tan reticentes a abrir la posibilidad de la cooperación de la medicina occidental a otras terapias?
En Estados Unidos también hay muchos que no saben, pero creo que lo que pasa es que hay ignorancia. No conocen, no los entrenan en la escuela de medicina, ni les enseñan los diferentes aspectos de la medicina cuerpo-mente, y es muy importante.

Parece que no es tan fácil de entender…
¿Cuántos pacientes de cáncer no tienen estrés? ¡Todos han tenido! Y sabemos que el estrés puede ayudar a la metástasis, está demostrado. En general, en el cáncer los pacientes mueren más por metástasis que por cáncer primario. Queremos ayudar a que no las tengan, a que tengan mejor calidad de vida, y además casi sin efectos secundarios. No es una medicina tan costosa. Nosotros a través de la medicina integrativa no tratamos de sacar trabajo a los oncólogos, algunos creen que es una competición, nosotros trabajamos con los oncólogos. Los pacientes del Anderson, los médicos nos los derivan.

¿Cómo trabajan codo a codo con los médicos?
Los jueves por la mañana hacemos una sesión conjunta del oncólogo y todos los especialistas para hablar de los pacientes, de cómo les podemos ayudar y juntos diseñamos programas para mejorarles la calidad de vida.

¿Su modelo es exportable a España?
Sí, totalmente. Lo importante es basarse en la evidencia, y la hay.

Ya. Pero, ¿qué les diría a los médicos?
La evidencia existe en ciertas disciplinas de salud y deberían aceptarlas. En las que no, esperar…

Pero siempre hay que empezar a probar… Dar el primer paso ya es una barrera.
Sí, a veces es un círculo vicioso. Ahí tiene la responsabilidad el grupo de profesionales de esa terapia para empezar a tener evidencias a pasos pequeños. Si das una terapia, empieza con tu documentación, lo llevas a alguien que pueda ayudarte con la investigación, vas paso a paso… es un camino largo. Nosotros ya no sentimos que estamos del otro lado, aunque seguimos remando a veces a contracorriente. En general tenemos apoyo porque se ven los resultados en investigaciones y en la mejoría de los pacientes.

¿Esto podría evitar que haya médicos que ni miran al paciente a los ojos?
Hay que mejorar esta relación. A los médicos que sienten que no tienen tiempo, les diría que cuando van a ver un paciente, aunque tengan seis minutos, se tomen medio en lavar su mente a la vez que se lavan las manos, y lleguen al cien por cien con el paciente y sus familiares. Que se sienten a su altura, le den tiempo para hablar, antes de decirle nada. Hay estudios que dicen que esto mejora la relación. Y después mirar la evidencia de otras terapias para poderlas incorporar a los tratamientos convencionales.

Fuente: La Vanguardia 29/6/14

Los Pensamientos curan más que los Medicamentos.

LOS PENSAMIENTOS CURAN MÁS QUE LOS MEDICAMENTOS

Bruce Lipton

Bruce Lipton reclama una nueva medicina, la que tenga en cuenta la energía por su capacidad para curar. Nos hacemos eco de una noticia publicada por el Diario del Sol, en la que un reputado científico, Bruce Lipton, pionero en la investigación con células madre, reclama un nuevo paradigma

para la medicina contemporánea, una medicina que tenga más en cuenta la capacidad sanadora de la medicina energética y que esté menos basada en el poder de los compuestos químicos, por su alta toxicidad y en algunos casos escasa o nula efectividad. Al mismo tiempo que reclama a la comunidad científica una mayor unión entre ciencia y espíritu.

Según el artículo, Bruce es doctor en Biología Celular y fue pionero en la investigación con células madre. Sus estudios sobre la membrana celular y las modificaciones de las células según el entorno sentaron las bases de la nueva epigenética. Sus descubrimientos (que iban en contra de la opinión científica establecida de que la vida es controlada por los genes) y el estudio de la física cuántica le han llevado a criticar duramente la medicina convencional. Es autor de libros como La biología de la creencia y La biología de la transformación.

Usted asegura que la medicina convencional va por muy mal camino. ¿Tan peligrosos son los medicamentos que nos recetan?
Nos dan medicamentos para la enfermedad, pero esto causa muchos problemas en el cuerpo. Porque esta medicina basada en la farmacología no entiende cómo está interrelacionada toda la bioquímica del organismo. Cuando tomo una pastilla química y la introduzco en mi cuerpo, no solo afecta a aquel lugar donde tengo el problema, sino que afecta a muchas otras cosas a la vez. Son los llamados “efectos secundarios”. Pero, en realidad, no son secundarios sino directos. No entienden que el efecto de las drogas no solo crea un efecto sino múltiples. Según las estadísticas en EEUU, ¡los fármacos matan allí a más de 300.000 personas cada año! Y esas personas son muchas más que las que mueren por tomar drogas ilegales. Hay algo que no funciona en la ciencia médica. Hace algunas cosas bien, como la traumatología, pero está matando a mucha más gente de la que ayuda. Tiene que aprender cómo funcionan las células.

¿Y qué ha descubierto sobre las células pero que no tiene en cuenta la medicina?
Yo ya trabajaba con ellas en los años 60. Fui un pionero porque en esa época había muy poca gente trabajando en ello. Y un experimento que hice en esa época cambió la idea que tenía del mundo. Puse una célula madre en un plato petri y, como cada diez horas se divide en dos, al cabo de dos semanas, tenía miles de células, todas idénticas. Luego cogí algunas de ellas, las coloqué en otro plato y cambié el entorno celular (son más como peces porque viven en un entorno fluido). Cambié la química en ese plato y ahí formaron músculo. Después, cogí otras del primer plato y las puse en un entorno diferente, y se formó hueso, y otras se convirtieron en grasa al volver a cambiar el entorno. Entonces, la pregunta es muy sencilla, ¿qué controla el destino de las células? Todas eran idénticas, lo único que era diferente era el entorno. Cuando cojo células sanas y las coloco en un entorno nocivo, la células enferman y mueren. Si un médico las mirara, diría: “¿Qué medicina hay que darles?” ¡Pero no hace falta ninguna medicina! Les cambias el entorno nocivo, las colocas en uno sano y saludable y las células sanan. Los humanos somos una comunidad de 50 trillones de células, por tanto, la célula es el ser viviente y la persona es una comunidad. ¡El humano es un plato petri cubierto de piel!

¿Cuál es el entorno de la célula que hay que cuidar?
Dentro de mí hay 50 trillones de células y el entorno celular para nosotros es la sangre, por ello la composición de la sangre cambia el destino de la célula. ¿Y qué controla la sangre? Pues el sistema nervioso, que crea una química diferente según el sistema exterior. La célula y el ser humano son la misma cosa. Por ello, si pongo al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, también enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana. Por tanto, la medicina culpa a las células por la enfermedad y trata de cambiar la química de las células, pero ese no es el problema, el problema es el entorno. Y si cambias a la persona de entorno, sin medicamentos, el cerebro cambia la química. El cerebro de la célula y el de la persona leen y entienden el entorno.

En un entorno sano, ¿nos curamos automáticamente? ¿Así de fácil?
No es tan fácil, porque la mente interpreta. Puede suceder que estemos en un entorno muy sano y que la mente lo lea como un entorno negativo o perjudicial. Entonces crea una química que hará a mi cuerpo enfermar. La diferencia entre la célula y el ser humano es que este tiene una mente que hace una interpretación y la célula lee el entorno directamente. Si metes un programa con errores en la mente, entonces la química que genera no está en armonía con la vida. Y esto nos sirve para entender cómo funciona un placebo. Cambio mi creencia y pienso que esto me va a sanar, tomo una píldora porque creo que esto me va a traer salud, y me mejora y me sana, pero la píldora podría ser de azúcar, en realidad no ha hecho nada, han sido mis creencias. Y a eso lo llamamos pensamientos positivos y efecto placebo.

¿Está diciendo que el efecto placebo –creer que algo nos sanará– es más curativo que un medicamento? Pero no hay casi investigaciones sobre eso.
Sí, tienes razón. ¿Eres consciente de que hay más de una manera de hacer energía sin tener que depender del petróleo? Pero seguimos dependiendo del petróleo porque no interesa el cambio a los que controlan la energía. Lo mismo pasa con las empresas farmacéuticas. Venden fármacos y ¿poder sanar sin fármacos es bueno o malo para la industria farmacéutica? No quieren que sanes sin comprar sus fármacos. ¿Se puede poner energía en una cápsula? Si fuera así, las farmacéuticas intentarían vendértela. Si puedo sanar sin usar medicamentos, la industria que los produce no gana dinero. Deberíamos poder decir que la ciencia está separada de la industria farmacéutica, pero no es así, porque con el dinero de esta se paga el desarrollo de la ciencia, y ese dinero solo va esos estudios que dicen que las drogas funcionan. El dinero controla la ciencia.

Explíquenos cómo funciona ese poder que dice que tiene la mente para la autocuración.
He hablado de que la mente controla: si piensa de una manera, se va en una dirección y, si piensa de otra, se va en otra. Por ejemplo, cierro los ojos, los abro y veo a alguien a quien amo. Entonces mi cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo puedo sentir en mi cuerpo, puedo sentir el amor, y esa química trae salud a las células. Por eso, quien se enamora se siente tan bien. Pero si abro los ojos y veo algo que me asusta, segrego hormonas del estrés. Y estas hacen dos cosas. La primera es que frenan el crecimiento del cuerpo. Porque si me está persiguiendo un león, necesito toda la energía para poder escaparme, y mi organismo apaga todo lo que no sea imprescindible para correr más rápido, así que se paraliza todo lo que tiene que ver con el crecimiento. La gente no lo sabe, pero tienes que crecer todos los días, porque, si no, te mueres. Cada día cientos de billones de células mueren y tienes que ir produciendo nuevas. Cada tres días, el sistema digestivo renueva sus células, pero si se intefiere con ese crecimiento, entonces no puedo estar sano porque estoy perdiendo demasiadas células al día, por eso la quimioterapia hace que se caiga el pelo y crea problemas de digestión, porque mata todas las células, no solo las del cáncer. La segunda consecuencia de las hormonas del estrés es que se cierra todo aquello que usa energía, y el sistema inmunitario usa muchísima energía: cuando estás enfermo, te sientes muy cansado porque tu energía la está usando el sistema inmunitario.

Si pones al ser humano en un entorno nocivo, igual que la célula, enferma. Si lo trasladas a un entorno sano, entonces sana.

Eso significa que el estrés nos hace enfermar, ¿no?
Las hormonas del estrés apagan el sistema inmunitario, incluso la medicina usa este efecto en algunas ocasiones. Por ejemplo, si me trasplantaran un corazón, mi sistema inmunitario lo rechazaría. En esos casos, los médicos dan hormonas del estrés y eso impide que funcione el sistema inmunitario. Es tan claro que suprime el sistema inmunitario que lo usamos como un medicamento. Cuando la persona está bajo estrés, afecta de dos maneras: la primera es que deja de haber crecimiento y la segunda es que se apaga el sistema inmunitario. De esta forma, virus nocivos pueden atacarme fácilmente. Cuando estás bajo mucho estrés, te enfermas. Y debo decir que, si tomamos una muestra de sangre de cada persona, descubrimos que todos tenemos células cancerígenas. Las tenemos siempre, pero si está funcionando el sistema inmunitario, no pueden crecer. Una vez que se apaga el sistema  inmunitario, proliferan. Es como el catarro: no tienes que coger el virus, ya lo tienes dentro. Son organismos oportunistas. El 90 por ciento de la gente que va al médico es debido al estrés, y también el cáncer funciona igual.

Explíquenos qué es la medicina cuántica o medicina de la energía.
Como decía, la primera razón por la que la medicina de hoy es cuestionable es porque los médicos no saben cómo funcionan las células. La segunda es que la medicina está basada en la física de Newton. No reconoce la energía, esa parte invisible, las señales electromagnéticas. Pero, a principios del siglo XX, apareció la física cuántica, que dice que todo es energía, lo que podemos ver y también lo invisible. Si miras dentro del átomo, hay electrones, protones, neutrones. ¿Y qué hay dentro? Energía. La ciencia más reciente indica que el cuerpo responde a la física cuántica, no a la newtoniania. La medicina dice que quiere cambiar la química del organismo con drogas y la nueva medicina dice que hay que cambiar la energía. Y esta nueva medicina, la cuántica, es mucho más poderosa, porque responde primero el campo energético que el físico.

La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química

Si todo es energía, ¿los pensamientos también? ¿Cómo influyen en nuestra salud?
La mente es energía. Cuando piensas, transmites energía, y los pensamientos son más poderosos que la química. Así que esto es peor para las empresas farmacéuticas porque no lo pueden vender. Por tanto, no les interesa una conexión entre la mente y el cuerpo. Pero es cierto que las propias creencias se convierten en un campo energético, una transmisión, y esta se transforma en una señal que es capaz de cambiar el organismo. Y así es como funcionaba la sanación antes del desarrollo de la medicina. La gente sanaba con los chamanes, con las manos… pero eso no puede vender y por eso la medicina no quiere ir por ese camino. Y es la razón por la que yo cambié mi carrera. Estaba enseñando en la universidad que hay que seguir con drogas y sabía que eso no era verdad. La medicina lo conoce, pero no habla de ello. Sabe que el pensamiento positivo, el placebo, puede sanar, y también que el pensamiento negativo puede matar. Uno se llama placebo y el otro nocevo. En realidad, no es que sea positivo o negativo, es la manera de pensar. Si el médico te dice que tienes cáncer, aunque no tengas cáncer, si lo crees, crearás la química que generará cáncer. Por tanto, el problema no es tanto el entorno real sino el que tú interpretas.

Y eso enlaza con la física cuántica.
Totalmente. Por eso no funciona la medicina, porque no reconoce la ciencia cuántica. No mira hacia ahí porque el dinero está en otro lado.

Usted ha explicado que, en la mente, quien realmente tiene el poder es el subconsciente, ¿por eso es tan difícil cambiar hábitos de pensamiento?
Es millones de veces más poderoso y más importante que la mente consciente. Utilizamos el subconsciente el 95 por ciento del tiempo.

Pero no lo podemos controlar.
Lo puedes reprogramar. La información del subconsciente se recibe en los primeros seis años de vida. Eso que aprendiste en esos años se convierte en el conocimiento fundamental de tu vida. Por tanto, hay muchos estudios que demuestran que las enfermedades que tenemos de adultos, como el cáncer, tienen que ver con la programación y el entorno que vivimos en los primeros seis años de vida.

Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño.

Es decir, los niños absorben también sus enfermedades o sus actitudes negativas, y así se ‘programa’ su subconsciente. ¡Qué gran responsabilidad para los padres!
La gente, cuando oye esto, se preocupa, se culpa. Pero no eres culpable si tú no sabes que el subconsciente funciona así. No lo sabían nuestros padres, ni nuestros abuelos ni bisabuelos. Ahora bien, cuando lo entiendes, tienes que cambiar tu manera de vivir, porque entonces sí eres responsable. Está demostrado que si un niño adoptado vive en su familia casos de cáncer, en su madurez puede padecer cáncer aunque su genética sea diferente. Sería algo así como conducir un coche: si te enseñaron a conducir mal y has automatizado esa forma de conducir, pues lo más probable es que tengas accidentes. Si te enseñaron a maltratar tu cuerpo con mala información, destruirás el vehículo de tu cuerpo, cuyo conductor es la mente. El futuro es una mejor educación para los niños, incluso en la etapa prenatal.

¿Podemos reprogramar el subconsciente para estar más sanos o ser más felices con nuestra vida?
Los comportamientos que vienen del subconsciente no los percibes y pueden estar haciéndote daño. Quizás te sientes enfermo y echas la culpa a otra cosa. Al cambiar estos programas erróneos en el subconsciente, puedes recrear toda tu vida. Hay varias maneras de hacerlo. Se piensa que, cuando la mente consciente registra algo, la subconsciente también filtra esa informacion, pero no es así. La mente consciente es creativa y la subconsciente trata de todos los hábitos. Si le enseñas al subconsciente algo diferente, se lo enseñas también a la consciente, pero no al revés. Por ello, la manera de reprogramar es repetir y repetir hasta que se crea un hábito. Si leo un libro de autoayuda, mi mente consciente dice: “Sé todo lo que hay en el libro y lo aplico”, pero la subconsciente no se entera de nada. Entonces, piensas: “¿Por que sé tanto y todavía mi cuerpo no funciona?”. Los pensamientos positivos, el conocimiento… solo funcionan el 5% del tiempo, pero el 95% son los hábitos que tengo desde mi niñez. Y esa es la razón por la que los pensamientos positivos no son suficientes. Ayudan, pero no ves muchos resultados. Todo sigue igual hasta que no cambias el subconsciente. Técnicas de psicología basadas en la energía como la hipnosis o el Psych-K son una manera de cambiar el subconsciente, es como un aprendizaje rápido.

Con su investigación, ha aunado ciencia y creencia, un binomio que evita la mayoría de los científicos. ¿Usted cree en la eternidad?
Absolutamente, sí. No hay dos personas iguales, y lo digo desde el punto vista biológico. Si cojo mis celulas y las tralado a tu cuerpo, no soy yo, el sistema inmunitario las rechaza. En las células hay como una especie de antenas en miniatura. Son receptores y algunos son autorreceptores. Tú tienes diferentes autorreceptores a los míos. Pero los receptores reciben las señales del entorno. Si corto esos receptores, la célula no tiene ninguna identidad, porque no le viene de dentro sino de fuera. Para explicarlo de forma gráfica, diría que el cuerpo es como un televisor: mis antenas captan y reproducen el programa televisivo de Bruce. Esos receptores recogen esa transmisión. Si estoy viendo la tele y se estropea el tubo de la imagen, ha muerto el televisor, pero sigue la transmisión. Así que cojo otra, la enciendo, conecto el canal y vuelvo a ver el programa de Bruce, pero en otra tele, o lo que es lo mismo, en otro ser. Si ese ser tiene los mismos receptores que tienes tú, volverás a estar trasmitiendo lo mismo, pero en otro cuerpo. Esto explica la reencarnación y quiere decir que el cuerpo puede ir y venir, pero la transmisión siempre está ahí.

¿Eso le hizo creer que tenemos espíritu?
Nunca había creído en el espíritu, pero cuando comprobé esto en la célula, me cambió la vida entera. La pregunta que me planteé es: ¿por qué esa duplicidad?, ¿por qué tener un espíritu y un cuerpo? Y la respuesta vino de mis células: si solo existiera el espíritu, ¿a qué sabe el chocolate?  Solo con la parte espiritual, ¿cómo vivir una puesta de sol? ¿Qué se siente cuando se está enamorado? Todas esas sensaciones vienen de las células del cuerpo, que puede oler, sentir, tener experiencias. Recoge todo eso, lo transmite al cerebro. Se convierte en vibraciones y lo transmite a la fuente del ser. Si se muere mi cuerpo, mi fuente de ser y mi espíritu tienen la memoria hasta que tenga otro cuerpo. La lección más importante es que estar vivo es un regalo, una alegría por todo lo que podemos sentir. Cuando hagamos eso, todo el mundo estará sano.

Fuente

Significado de la Flor de Loto

El loto es el símbolo del desarrollo espiritual, de lo Sagrado y de lo Puro. Los Buddhas en meditación son representados sentados sobre flores de loto y la madurez de la meditación (dhyâna) se simboliza por la flor de loto abierta, cuyo centro y pétalos llevan grabados símbolos de figuras de diferentes Buddhas y Bodhisattvas o de sus atributos, o bien figuras complementarias, según su carácter o sus funciones.

Del mismo modo, los centros de consciencia en el cuerpo humano, están representados por flores de loto provistas, según sus funciones, de un número mayor o menor de pétalos y con diversos colores que se corresponden con su particular naturaleza..

El significado original del loto se extrae de la siguiente similitud: así como la flor de loto se abre paso desde el fondo de la oscuridad del estanque, sube a la superficie del agua y se abre después de haberse elevado por encima de su nivel, sin mantener contacto ni con la tierra ni con el agua, a pesar de haber nacido de ellas, así el espíritu, nacido de este mundo, abre sus pétalos, sus cualidades, después de haberse liberado de la corriente burbujeante de las pasiones y de la ignorancia y de haber transformado las fuerzas tenebrosas de las profundidades en la pureza clara del néctar de las flores, la consciencia iluminada (bodhi-citta), la incomparable gema (mani) en la flor de loto (padma).

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Del mismo modo el Santo, por su altura espiritual, está por encima del universo. Sus raíces permanecen en las sombrías profundidades del mundo, pero su cabeza se eleva hacia la plenitud de la luz.

Abarca los mismo las profundidades que las cimas, la oscuridad como la luz, lo material como lo inmaterial, la limitación de lo individual y lo universal sin límites, la forma y la no-forma, el samsarâ y el nirvâna, todo ello gracias a la síntesis viva de su identidad. Por eso se dice del que está totalmente despierto:

« El Iluminado no es prisionero ni del ser ni del no ser, el Santo se escapa a todos los opuestos.» (Nâgârjuna).

Si el empuje hacia la luz no estuviera ya latente en el germen escondido en la profunda oscuridad de la tierra, el loto jamás tendería hacia la luz…

Tomado de evolucionconsciente.org

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